Mensaje cumpleañero

Escrito por Sandor el 11 de julio de 2019.
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47 años y afortunadamente sigo permitiendo que la vida me sorprenda. Con la curiosidad intacta, y la cabeza llena de sueños, intento no agobiarme al sospechar eso de que "tengo más pasado que futuro" :-), ya que soy de la firme opinión que lo divertido es recorrer el camino, más que llegar a la meta.

Supongo que un cumpleaños es un momento propicio para analizar un poco en donde se encuentra uno; si la imagen que le devuelve el espejo es una mera broma, o la carne puede resistirle la mirada a su reflejo.

Por eso me alegra compartir con vosotros que todavía puedo aguantarme la mirada, y aunque me reprocho mil torpezas, demoras y debilidades, en el fondo soy consciente que hay un rumbo que no ha cambiado y sigue anidando en mí el niño que no he dejado morir.

Todavía me sorprendo cuando la vida muestra su fuerza y hace que cambie todo de un día para otro. Entre tú y yo: he transitado desiertos vitales en los que nada parecía cambiar, y cada día era una copia, un grado aún más gris, del anterior. Años y años sintiéndome estancado, aparcado de cualquier manera en el arcén de una autopista, observando con envidia como los demás circulaban con sus vidas. Son etapas duras, muy duras. Etapas que curten, enseñan, y que también dejan a gente por el camino. Etapas que nos exigen encontrar fuerzas donde parece que no las hay, y pintar la esperanza con la tiza gastada de la ilusión.

No soy de quejarme, y si os hablo de esto es porque afortunadamente las nubes han pasado, y tengo esa calma del guerrero después de la batalla. Cansado, desfondado, pero alegre por haber sobrevivido. Si os cuento esto es porque alguno de vosotros tal vez esté pasando algo parecido, en el trabajo, en el amor, en su salud... no son tantas las preocupaciones que a todos nos son comunes, las que realmente importan.

Por eso, esta chapa cumpleañera que se me perdonais (al fin y al cabo, solo es una al año) ;-), te la quiero dedicar a tí. Si estás pensando que estás en un callejón sin salida, que tu realidad está destinada a repetirse diaria y eternamente y que nada parece avanzar, déjame confirmarte que a veces las cosas cambian. Que aunque hay que luchar, y ser resistente y listo, al final las cosas cambian. Y cuando cambian, ¡hay amigo, cuando cambian! Cuando cambian nace de esa mierda un orgullo cálido y sereno, y vuelve a brotar la fuerza, y con ella reviven las ilusiones marchitadas, el paso firme, la mirada clara, y el abrazo generoso del que regala su calor.

Y como ahora mismo, en este preciso momento, me siento fuerte, afortunado y humildemente orgulloso, por todo esto he querido compartir contigo estas palabras sinceras.

Te dejo una foto, de una pequeña huerta en la que colaboro a veces. Puede parecer poca cosa, pero las cosas sencillas son las mas auténticas, y como dije el año pasado, este mismo día: "siempre es duro andar un camino poco transitado, pero reconforta el olor a hierba nueva bajo mis pies".

LurBizia


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