Fotos de una vida

Mi primera foto. Artxanda (Bilbao) Aún recuerdo la primera fotografía que saqué, apenas podía sostener la Yashica Minister D de mi aita, que me temblaba en las manos. Estábamos en un txakolí, en Artxanda. Supongo que mis padres estarían tomando algo y me dejaron la cámara para entretenerme. Apunté a un cliente del lugar, que estaba con su perro, y en ese momento se convirtieron en mis primeros modelos.

Es curioso pensar que aquel momento, tras ese fugaz click, me vinculó a esos dos seres de alguna manera, pasando a formar parte de mis recuerdos. De cuando en cuando vuelve a aparecer la foto, y me quedo mirándola, observando sus detalles: la silla de formica del txakolí; el perro musculado, supongo que habituado a corretear por Artxanda; el señor con esa pose elegante pero humilde, con una media sonrisa inevitable probablemente provocada por el niño que tenía enfrente. El reloj, la piel curtida, el suelo de tierra, los bloques baratos encementados entre sí, la higuera... otro mundo.

La máquina de fotos todavía la tengo en casa, pasó de las manos de mi aita a las mías, aunque sinceramente ya no la uso. Siempre pienso en volver a echar unos disparos, pero lo digital ha irrumpido con su comodidad en mi mundo. No obstante, ahí la tengo en una balda de la sala, a modo de reconocimiento por los servicios prestados.

Mi padre ha sido un gran aficionado a la fotografía, y le recuerdo siempre con cámaras, diapositivas, proyectores, pantallas, álbumes, tarritos de esos de plástico para los carretes, filtros amarillos con los que jugábamos, diferentes objetivos... era un mundo que a mí me atraía, y supongo que de ahí puede venir un poco mi afición.

No es lo que se llama una pasión, ni me considero experto para nada, aunque en ocasiones se me pone el cuerpo tonto, me echo la cámara a la mochila, y me pongo a deambular, un poco como excusa. Afinando el ojo, andando en primera, respirando tranquilo, me convierto en un espectador. Y claro, de tanto mirar, alguna vez sale algo chulo :-)

Por cierto, en estas fotos no veréis a muchas personas, he querido preservarlas de la exposición internetera. Si alguna sale, es que me ha dado su consentimiento.

Eso es todo, espero que las fotos gusten, o al menos sirvan para procrastinar un rato en el trabajo. Ojalá os anime también a salir de casa, abrir los ojos, y deslumbraros con la belleza que, a nada que uno se ponga a buscar, aparece en los sitios más insospechados.