Bueno, ¡ya hemos vuelto de nuestro tercer Freakland! El tercero y para nosotros, uno de los mejores. En unos días pondré algunas fotos que he tomado en mi set de Flickr, ya lo comentaré por aquí.

Lo más:

• El concierto de los Dwarves, una auténtica apisonadora musical, con un corto directo arrollador, divertido e intenso. Vienen en fechas próximas al Helldorado de Vitoria y al Antzoki de Bilbao, por lo que si no los has visto en directo... ¡no te los debes perder!
• El concierto de los Montesas, que a pesar de venir sin un componente, supieron llenar su vacío con oficio y un intenso final eléctrico de los que quedan en el recuerdo.
• El bolo de los australianos Stems, una desconocida (para mí) banda de powerpop y garaje. Si bien algunas canciones flojearon un poco, cuando se ponían garajeros la temperatura aumentaba considerablemente.
• La simpatía de la cantante de The Capaces, arrollador punk-rock de raca-raca, herededo de los mejores Aerobich.
• Las risas que nos echamos el viernes con un conocido (de vista) al que bautizamos como el bilbaino equilibrista :) Todavía no nos explicamos como pudo aguantar de pie durante horas, sin caerse redondo, del pedo que llevaba:
  
• El espectáculo que dió Deke Dikerson , y más en general, lo bien que se lo hicieron los grupos del rock más clásico de los dos primeros días, como The loveless cousins o The fabulous ottomans, por ejemplo. Aunque no es un estilo que me llame demasiado, fueron directos muy buenos y divertidos. Tal vez, para otros años, estaría bien meter algún grupo de psicobilly, que tanto rollo clásico a veces puede cansar un poco.

Lo menos:

• El sitio. Desde hace años el Freakland se celebraba en la sala Cotton, un pequeño garito de polígono con aforo de 400 personas y ambiente rockero. Este pasado año la sala Cotton se ha reformado totalmente y se ha convertido en la sala La Vaca y ha ampliado su aforo hasta las 1500 personas. En realidad es más bien una discoteca de estas modernas, con dos barras en los laterales del piso de abajo y un piso superior con zona de descanso. El sitio ha ganado en calidad, acústica y comodidad, pero ha perdido autenticidad y frescura. Y reconozcámoslo: no es lo mismo ver un bolo en Helldorado o en la sala Jam de Bergara que en una discoteca.
• La seguridad. Para mí, lo peor del festival. Ha sido la típica seguridad de discoteca, con tipos bizarros malencarados que ni saben lo que es un concierto de rock, ni saben tratar a la gente que asiste a los mismos. Para que os hagáis una idea, un lumbreras de éstos tuvo la genial idea de, en pleno concierto de los Dwarves, echar un bote de pimienta de esos de autodefensa, supongo que porque había mucho movimiento en primeras filas o alguna movida similar. Tal vez este tipo de gente sea necesario para tratar con los farloperos de discoteca, pero meterlos en un festi de r&r solo genera malos rollos e incomodidades. Espero que la organización haya tomado nota, porque por lo que se escuchaba era una queja general.
  
• Los Bloodlights, un grupo noruego formado tras la disolución de Gluecifer. Muy pasables, cuando parecía que la cosa iba tomando consistencia, te metían una melodía pop que jodía el invento. A pesar de las críticas oídas por ahí, para mi gusto desde luego un grupo a olvidar.

En definitiva, un festival de los que quedan en el recuerdo, con buenos conciertos, buen precio y un ambiente genial, al que seguro volveremos.