He retornado, desde hace ya alguna semanas, a un mundo del que guardaba gratos recuerdos pero que supongo que debido al ajetreo diario y a eso que se llama comúnmente madurar, y que en realidad para la mayoría significa ir dejando atrás las cosas que de verdad suelen merecer la pena, había ya casi olvidado. El caso es que me he reencontrado con el placer de leer.
Como supondreís, no me refiero simplemente al acto de comprender un texto escrito, cosa que todos hacemos diariamente, sino al acto de abrir un libro, relajarme y adentrarme en él. No se si tendrá relación, pero intuyo que sí. Al mismo tiempo, extrañamente, he sentido como si todo el mundo a mi alrededor fuera ajeno a mí. Como si el trabajo, la familia, los amigos, como si no compartiera con toda la gente que está ahí fuera nada más que una existencia en el mismo espacio y tiempo, pero con nulos o escasos puntos de conexión. Como si fuera la pieza perdida de algún puzzle devorado por el tiempo, exhausta de intentar encontrar acomodo con las otras piezas a su alrededor.
Es como si mi país, mi gente y mi historia no fuera la de mis contemporáneos; como si me sintiera más cómodo, más integrado, creyéndome pertenecer a una hipotética estirpe de escritores, cineastas, músicos y artistas; como si mi país lo formaran todas aquellas personas, de cualquier tiempo y lugar, con cuyos trabajos he llegado a conmoverme, y con las que he llegado a conversar a través mi pobre interpretación de sus obras.
¿Huida de la realidad? Tal vez, pero, ¿qué es realidad? Intuyo que al final, de mi vida no podrá destilarse más que la interpretación de las ideas que personas como yo, de cualquier tiempo y lugar, grabaron a fuego en mi conciencia a través de sus obras. Espero que para entonces haya logrado aportar algo a esa larga cadena de exploradores, espero poder haber contribuido con algo, y haber logrado convertirme en una vértebra más que proteja y nutra esa médula espinal de búsqueda y creación, de insatisfacción y exploración, de almas como yo perdidas, que recorre sinuosa los tiempos, alumbrando en la oscuridad y dando calor y arropo a las almas sin patria, a las almas sin acomodo en su tiempo.