Ya he llegado del Festimad y este año hay un poco más que contar que otros años. Como bien ha dicho un participante en el foro de la web del Festimad, el lema de este año ha sido sin duda: Festimad, el polvo de tu vida. Pero no adelantemos acontecimientos, y vayamos paso a paso.
Como sabeis, tras celebrarse durante un montón de años en el parque del Soto (Móstoles), este año el Festimad se ha trasladado a La Cantueña, en Fuenlabrada.
En teoría, según cuentan en la web, las instalaciones de La Cantueña son algo así como (cito de su web): "
Con una superficie 5 veces superior a la del Soto de Móstoles, antigua sede de Festimad, La Cantueña es el sitio perfecto para perderte durante dos días con tus colegas, mezclarte, disfrutar del mejor rock internacional y conocer gente de todo el mundo y descubrir nuevas sensaciones, nuevos sonidos, nuevos artistas. Una mini ciudad dotada de todos los servicios necesarios para tu comodidad: zona de acampada, mercadillo, supermercado, restaurantes, bares, fuentes, cruz roja, teléfonos públicos, duchas, wcs, parking, zona profesional y de prensa, cabinas de información y puntos de encuentro."
Pero la realidad ha sido muy diferente. Si en Móstoles era necesario un paseo de diez minutos para llegar desde la estación al recinto, en La Cantueña se hacía indispensable el desplazamiento a motor, porque se encuentra a las afueeeras de Fuenlabrada, a unos diez minutos en coche. El recinto está junto al mayor polígono industrial de europa, y básicamente es un terreno polvoriento, seco y pedregoso, más parecido a las Bardenas que al paraiso que nos quieren vender cuando dicen en su web: "El Parque cuenta con una adecuada distribución de espacios sombreados donde acampar y cobijarse del sol [...] Un entorno en el que zumban los insectos sobre las florecillas silvestres en esta época del año, con grandes árboles y sus preciadas sombras, verdes praderas para tumbarte al sol si lo que quieres es tostarte, aire puro y en definitiva, la naturaleza a tus pies y, sobre todo música y todo lo que se mueve a su alrededor".
Nosotros fuimos madrugadores (llegamos a Madrid el viernes a las seis de la mañana) y pudimos aprovechar la mínima sombra que un esquelético arbol proyectaba. Era lo que quedaba: los que llegaron después no tuvieron más remedio que acampar bajo el sol. Cuando llegamos a Fuenlabrada central (a las 8 de la mañana), tuvimos que esperar una hora a que viniera el primer autobus para llevarnos al recinto (sin problema, estaba claramente especificiado que el primer autobús saldría a las 9). Tras meternos como sardinas en lata en el autobus, llegamos tras diez minutos o así al Festimad. En ese momento nos empezamos a dar cuenta de que las cosas no estaba muy bien preparadas. El procedimiento para entrar era enseñar la entrada, y entonces te estampaban un sello (de esos que brillan bajo la luz ultravioleta) en la mano. ¿Y la pulsera de todos los años? Vaya, yo que hacía colección, en fin... qué le vamos a hacer", pensé.
Una vez dentro, tras acampar, nos dimos una vuelta por el recinto. Como hacía un sol de justicia y estábamos achicharrados, decidimos bajar a Fuenlabrada a tomar algo y hacer algunas compras en el Carrefour (aquí, como en Móstoles, también había un Carrefour más o menos a mano). Odisea para coger el autobús de bajada: un cuarto de hora esperando y ¡tres cuarto de hora! para llegar a Fuenlabrada, debido a los embotellamientos (tráfico de gente que subía en coche al festi, tráfico pesado de camiones de empresas del polígono...).
En Fuenlabrada estuvimos esperando a una amiga que llegaba de Madrid, y el tiempo pasó rápido entre cervecitas frías y algo de comer. Para subir hasta el Festimad otro tanto: colas de cien metros y los autobuses llegando con cuentagotas, de modo que llegamos tarde al concierto que nos interesaba Muletrain.
La tarde-noche del viernes transcurrió de modo más o menos normal que cualquier otro festi. Una de las quejas mas oídas y más evidentes fue la distribución de los escenarios, uno junto al otro... Yo no soy ningún experto, pero en otros festis al estar distanciados los escenarios se favorece la distribución de la gente (vamos, que cuando acaba un concierto la gente se mueve al otro, y ese trasiego de gente hace que no se formen aglomeraciones inamovibles de manera que puedes encontrar sitio más fácilmente). De los grupos propiamente dichos no tengo queja, pasó como con cualquier otro festi: algunos estuvieron aceptables (Wednesday 13), otros bien The Hives, otros realmente bien Turbonegro, otros deslumbrantes Slayer, otros decepcionantes (Marilyn Manson, cuyo concierto fue la sombra del de hace dos años, tambien en Festimad), y luego directamente los que no nos interesaban y/o no pudimos ver, como Nightwish, Mastodon, etc.
Tras los primeros conciertos nos dimos cuenta del polvo que flotaba en el ambiente: las pestañas y el pelo acababan blancos, te lo tragabas al dar un trago al mini de cerveza, te entraba en los ojos, ahogaba a los asmáticos, ensuciaba los objetivos de las cámaras de fotos... un verdadero incordio, vamos (¿donde está el vergel que prometían)?, desde luego yo no lo ví por ningún lado. Tras ver a Marilyn Manson y dar un garbeo por la zona dance y chill-out nos fuimos a la tienda, en donde, tras dormir unas cinco horas, llegamos al...
El sábado comenzó como cualquier otro día de festi: legañas en los ojos, ganas de mear y una boca asquerosamente pastosa. Tras desperezarnos fuimos a los baños: para variar había cola. Una vez dentro no quedaba otra que aguantar la respiración e intentar mitigar las ganas de echar la pota. ¿Hace una ducha? ¡Vale!. Je,je, qué ingenuos. No exagero si os digo que hubo gente que pasó ¡dos horas! para darse una ducha rápida en unas instalaciones estancadas. Porque esa es otra: que yo viera, solamente había tres casetas (de esas de obra) preparadas con duchas... ¿tan dificil es imitar a los del FIB, por ejemplo?
Pero como parece que a nadie de la organización se le ha ocurrido pensar en los que pagamos, os cuento: en el FIB (por lo menos el año que yo estuve) tienen aparcelado (con verjas de obra tapizadas con tela de rafia, para proteger un poco la intimidad) un cuadrado de terreno. El suelo lo tienen asfaltado, con desagües y zonas con gravilla. Alrededor del cuadrado, por la parte superior, una tubería circunda el perímetro, saliendo una alcachofa de ducha cada metro más o menos, con su correspondiente grifo. Pues bien: no había excesivas colas ni problemas de ningún tipo, y eso que asiste bastante más gente a este festival. ¿Que no te puedes duchar en la intimidad? Pues vale, pero creo que ese es un problema mínimo si de esta manera aumentas la higiene (no más estancamientos, no mas gente que mea y caga en las duchas...) y posibilitas que cualquier pueda darse una ducha sin esperar dos horas bajo el sol.
Además, al que le de verguenza ducharse con otros tios y tias, pues que lo haga en traje de bajo y santas pascuas, digo yo, ¿no?. Aquí os pongo un par de fotos, a ver si alguien se da por enterado y mueven el culo para otro año:
Pero bueno, sigo por donde iba. Después de mear a toda prisa, desayunamos un poco y enseguida el calor empezó a apretar, por lo que decidimos bajar a Fuenlabrada. Bajamos hasta la parada y nos sentamos, dispuestos a esperar. Diez, quince, veinte minutos, media hora y nada, que no llegaba el autobús. En esto que le pregunto a un municipal y nos dice que es que han cambiado la parada, y que ahora es en otro sito... ¡genial!, pues nada, hombre, muchas gracias por avisar a la gente. Así que todos en procesión hasta esa otra parada de autobús. Tras otro cuarto de hora, por fin llega uno y llegamos a Fuenlabrada.
Ya en el centro, nos recuperamos un poco desayunando, esta vez en condiciones, dando un garbeo y comiendo en un bareto. A eso de las cuatro decidimos subir para el festi, pero casualidades de la vida, era algo que también se le había ocurrido a unas quinientas personas antes. Cola descomunal y tres cuatro de hora esperando hasta que pudimos montar en un autobús. Llegamos por fin al festi, y vamos directos a la zona de conciertos. Vuelta al polvo, al calor, al sudor... sólo faltaba la música de Ennio Morricone de fondo. A la gente en general se la ve más cansada, más borracha y más puesta (como siempre el segundo día de un festival).
Por suerte llegamos a tiempo para escuchar las dos o tres últimas canciones de los grandes de Five Horse Johnson, y después el resto de grupos: Mondo Generator, Clutch, Hermano y ¡Fu Manchú!. Y allí que estabamos mi novia y yo, en primera fila, viendo a Fu Manchú cuando comenzaron a torcerse las cosas. Hasta ese momento el de Fu Manchú estaba siendo un concierto guapísimo. Tocaron dos o tres del King of the road, el viento soplaba, el polvo racheado nublaba el ambiente... era como estar en el desierto. En esto salta un tio al escenario y comienza a brincar y hacer aspavientos. Al principio pensamos que era un fan que había saltado el cordón de seguridad, pero no. Por lo visto era un tipo de la organización, todo nervioso, que decía que había que cancelar inmediatamente el concierto. Tras unos segundos de confusión, todo el mundo en el escenario se fue cagando leches. Los músicos, los técnicos (que recogieron las mesas, los instrumentos y todo lo que pudieron), los cámaras de TVE2 que estaban grabando... vamos, estampida general.
Nosotros permanecíamos allí, esperando a ver qué coño pasaba. Al final sale un tipo y nos comenta que hay riesgo de desplome en el otro escenario (el escenario Heineken), y que están haciendo lo posible por solucionar todo. Alzo la vista y veo que efectivamente el viento está levantando el techo del otro escenario, y haciendo pendular toda la instalación de luces que colgaba. La verdad, a estas alturas es que no me queda otra que tomármelo bien, como cosas que ineludiblemente tienen que pasar. Después de la cancelación del Espárrago Rock hace unos años, el primer día con sólo dos grupos vistos (y más de mil kilómetros recorridos sobre mis espaldas); después del cristo que los hijos de puta de Limp Bizkit montaron hace tres o cuatro años, también en el Festimad; después de un montón de retrasos, a veces motivados por motivos chorras... después de todo eso, yo ya creo que estoy vacunado contra las decepciones.
Total, que el festi se sumió en el silencio. Al principio permanecimos de pie, frente al escenario, esperando que ocurriera algo, pero con el pasar de los minutos nos dimos cuenta de que lo mejor era tomar algo y descansar un poco hasta que solucionaran el tema. Pasaron creo que unas ¡tres horas! sin que la organización diera señales de vida. La gente en ese momento estaba tranquila. Nosotros aprovechamos para mirar en los puestos del mercadillo y tomar unas cervezas, al igual que muchísima otra gente. Todo normal dentro del lógico cabreo de ver el festi suspendido y con grandes visos de cancelación. Por fin, una persona de la organización habla por megafonía: los problemas se han solucionado y los conciertos se reanudan en media hora.
¡Genial! Así que mi novia y yo vamos para las filas de delante, a coger sitio para Incubus. Pasa media hora y allí no pasa nada. Pasa una hora y sigue sin pasar nada. Pasa ¡hora y media! y la gente está que trina. Silbidos, insultos, abucheos... la gente está perdiendo la paciencia. En esto que la única pantalla (de las dos instaladas) que permanecía en funcionamiento se apaga. Simultáneamente la grúa de TVE2 baja y los técnicos retiran la cámara instalada en su extermo. Claro, la gente se huele que van a cancelar, sospecha que nos han estado tomando el pelo soberanamente, intuyen que aquí poco a poco se está yendo hasta el apuntador... y comienza el lio.
Nosotros estábamos en las primeras filas, bajo la pantalla que hasta ese momento funcionaba y junto al podio en donde estaba, a unos tres metros de altura, uno de los Toyota Aygo (patricinadores del Festimad). En esto que vemos una piedra impactando en la chapa del coche (a todo esto, que no os lo he dicho: el suelo, además de polvo, estaba plagado de piedras). Inmediatamente la gente imita el gesto y da rienda suelta a su rabia apedreando el coche. Rompen una luna y nosotros decidimos irnos hacia atrás, más que nada porque vemos que en una de estas alguna pedrada se va a quedar por el camino y nos va a abrir la cabeza.
Comenzamos a retroceder como podemos entre la multitud cuando suena el móvil: dos de nuestros amigos (que se encuentran atrás), nos comentan que salgamos de allí rápido, que se está montando un cristo de la ostia en la carpa Heineken (situada detrás de los escenarios). Por momentos la cosa comienza a ponerse fea y vemos a la gente nerviosa a nuestro alrededor. No se, si en ese momento a alguien le hubiera dado por gritar y salir corriendo despavorido o algo así tal vez estaríamos hablando de algo más grave de lo que finalmente fue. Llegamos por fin a la parte de atrás y vemos a un grupo bastante numeroso de gente asaltando las barras de Coca Cola y Heinken.
David, uno de mis colegas, tiene su explicación: se había acabado la cerveza, y eso había hecho explotar definitivamente a la gente. Porque claro, ¿a donde vas tú el último día de festi con un montón de estúpidos vales en el bolsillo si no puedes cambiarlos por cerveza? Porque esa es otra cosa que ineludiblemente falla en todos los festivales: no existe un mecanismo para que te devuelvan el dinero de los vales que no has consumido... en fin, cosas del marketing, producto de vernos como borregos que nunca protestan y a los que hay que exprimir cuanto más mejor.
Total, que me voy por los cerros de Úbeda: que el frente de la rebelión estaba, por un lado, frente al escenario, apedreando al Toyota Aygo, por otro, en la parte de atrás, con los destrozos en la carpa Heineken. En esto que miramos hacia un lado y vemos, junto a la tribuna vip (¡puag!), que algunos han subido a la tarima donde está subido el otro Toyota Aygo e intentan tirarlo abajo. Costó un poco, pero el coche al final cayó. Os juro que al principio creía que iba a haber algún muerto o herido grave, porque el coche no cayó sobre el techo sin más, si no que dió una pequeña vuelta de campana en el suelo y fácilmente podía haber caido sobre alguno de los asistentes.
En aquellos momentos el ambiente era poco menos que caótico, y si bien la inmensa mayoría de la gente no participaba en los disturbios, no eran pocos los que animaban a los exaltados, bien aplaudiendo lo que hacían, bien fotografiandoles con sus cámaras y móviles. No se si a causa de los disturbios o por casualidad, el caso es que los Incubus empezaron a tocar, una canción detrás de otra, sin apenas pararse entre canción y canción que yo recuerde. Entonces todo volvió un poco más a la normalidad, pero ya era tarde. Entre los exaltados ya se había prendido la mecha de la ira, y los demás no podíamos evitar un poso de decepción y pena por una situación que se podía haber evitado fácilmente, simplemente teniendo a la gente un poco más en cuenta. Cuando finalizó el concierto de Incubus hubo un repunte de vandalismo y algunos siguieron dale que te pego: reventaron una tubería de agua en la carpa Heineken, inundando la zona, creando un barrizal, siguieron asaltado las barras de la zona izquierda del recinto, destrozaron y más tarde incendiaron un coche que había sido usado en una de las performances del Festimad Performa'05, echaron abajo alguna que otra cabina de venta de tickets... vamos, lo que digo, FestiMadMax.
Cuando comenzó System Of a Down todo volvió más o menos a la normalidad. Algunos treparon por la carpa Heineken y vieron el concierto desde arriba, a unos seis metros de altura. En un determinado momento recuerdo que pensé que con tanta gente sobre la carpa, podría existir la posibilidad de que se viniera abajo, pero por suerte, aguantó. A todo esto eran ya algo así como las cinco y pico de la mañana. Los conciertos debían haber acabado a las dos, pero claro, con cuatro horas de espera llegamos a esas horas casi sin darnos cuenta. Yo ya había visto a Prodigy hace un montón de años en el primer Festimad que estuve, y me encontraba con esa sensación de "¡bah!, no creo que estén a la altura de aquella vez", cuando comenzó la fiesta. Deslumbrante su concierto, a igual nivel del que recordaba. El corazón latiendo a ritmo electrónico, el polvo que lo seguía inundando todo, la gente bailando como una tribu, unos subidos sobre un montón de barriles de cerveza desperdigados, otros en el techo de la carpa Heineken, palés de madera ardiendo, y los rayos del amanecer abriéndose paso paulatinamente entre la gran nube de polvo. Os juro que miré a mi alrededor y me pareció un momento mágico, como si después de la tempestad la música volviera a unirnos en aquel espacio sucio, destrozado y polvoriento, sanando las abiertas heridas de la decepción.
Por un momento, como siempre, como todos los putos años, volví a sentir que merecía la pena, que a pesar de todo volvería de nuevo, a pesar de todo. Y con eso acabó el FestiMadMax 2005. Mis amigos se marcharon y mi novia y yo nos fuimos a la zona chill-out hasta que cuatro orangutanes con malas pulgas (supongo que los de seguridad no andarían para bromas), nos echaron de allí de mala manera.
Seguimos todavía un poco haciendo el oso intentando bailar, pero a eso de las nueve de la mañana terminaron echándonos a las trescientas o cuatrocientas personas que todavía quedábamos en el recinto. Después a la tienda, a recoger la mochila, y camino a Fuenlabrada, a desandar el camino andado. Pero no se acabaron las sorpresas. ¡Maravilla! Imaginaros mil y pico personas con sus mochilas haciendo cola para pillar el autobús... ¿cuanto creeís que tuvimos que esperar? ¡¡¡Apenas un cuarto de hora!!! Claro, se conoce que los responsables de donde fuera los tenían de corbata y se ve que hicieron lo imposible por largarnos cuanto antes de allí. El trasiego de autobuses era contínuo. Apenas salía uno, llegaba otro. En el tiempo que estuvimos esperando llegaron seis o siete seguidos... ¿hace falta una batalla campal para dar un servicio de transporte como dios manda? Parece ser que sí.
En fin, podría seguir escribiendo líneas y líneas sobre este Festimad, pero creo que lo más relevante ya está dicho. Podría contaros cuando en los accesos, uno de seguridad me obligó a quitar el tapón a mi botellín de agua "por razones de seguridad" (con todo el suelo de la zona de conciertos plagado de piedras del tamaño de un puño, no te jode). Podría comentaros que tampoco fue una furia tan descontrolada, ya que tanto los puestos del mercadillo como los de comida (vamos, los puestos regentados por currelas), fueron respetados escrupulosamente. Podría comentaros el acierto que tuvo el alcalde, que según me han comentado, dijo que no entrara la policia (mejor, porque entonces sí que hubiera podido montarse un pollo colosal), o podría contaros la pesadez del (des)control de accesos... si hubieran querido hacerlo peor, creo que no les hubiera salido tan bien.
En fin, como os digo, mientras siga vibrando en un concierto supongo que seguiré acercándome a estos eventos, aunque no se si son los años, o que de tanto tocamiento ajeno tengo los cojones irritados, pero año tras año siento que la pereza es mayor, que unos minutos de momentos mágicos no compensan dos o tres días de incomodidad y tomaduras de pelo varias. No se si el año que viene encontrareís una crónica del Festimad 2006 en planetainopia, me gustaría creer que sí. Desearía que esa crónica fuera positiva y que de una vez por todas la organización (cualquier organización de un evento de estas características, en realidad), se diera cuenta de una santa vez que los asistentes merecemos un respeto. Y que cuando pedimos duchas, no es que seamos unos pijos, es que necesitamos lavarnos. Y que cuando llegamos a nuestras ciudades con dos o tres tickets de cerveza a cinco euros cada uno, nos sentimos estafados porque la cerveza se acabó a las dos de la mañana (es un decir) y no había forma de que nos devolvieran el dinero de los tickets, y que cuando nos anillan como pollos o nos marcan con sellos como al ganado esperamos al menos que eso sirva para agilizar los accesos, y que al menos no nos obliguen además a enseñar la entrada, la tarjeta y hacer el pino si me apuras.
Solo reclamo un poco de respeto por la gente, que creo que nos lo merecemos. Por último disculpadme de antemano si alguna de estas informaciones que os cuento es incorrecta o está exagerada (tened en cuenta que soy de Bilbao :-) ). De todos modos, aún cuando algún dato pueda no corresponderse exactamente con la realidad, creo que este texto refleja fielmente lo que ha sido, para mí, este Festimad Sur 2005. Teneís documentación gráfica de todo esto que os comento en mi set de Flickr así como en las fotos de otros usuarios de flickr, como por ejemplo nilsvdburg, weyza, Weiko, José Carlos Cortizo Pérez, zenotemis y notmoresex. Otras páginas han comentado este mismo festival, entre otras:
Gracias por leer hasta aquí, espero ser más breve en próximas ocasiones ;-)